Introducción

Encontrarse en la vida ante la obligación de tener que hacerse cargo de algún familiar por enfermedad es una de las situaciones más exigentes, estresantes y difíciles que se nos pueden presentar. Por ello muchas veces la salud del cuidador se acaba resintiendo tanto a nivel físico como mental.
Es una experiencia vital que obliga a comprometerse, informarse, dedicar tiempo y tener paciencia para poder sobrellevarlo. El progresivo aumento de la esperanza de vida gracias a la mejora de la atención sanitaria y la disminución de la mortalidad, han hecho que cada vez haya más personas que alcancen la tercera edad, llegando a establecer datos de esperanza de vida en la población europea que ya superen ampliamente la barrera de los 80 años. Este nuevo paradigma ha hecho que, aunque la mayor parte de la población tenga un envejecimiento adecuado, haya aumentado en gran medida la cantidad de personas que llegadas esas edades requieren de cuidados y atención. En España hay estimaciones de que más del 32% de las personas mayores de 65 años cuentan con algún tipo de dependencia.  En este ámbito como en muchos otros, se ve claramente además la polarización y el machismo de la sociedad en la que vivimos ya que más del 85% de las personas dedicadas al cuidado de un familiar son cuidadores informales y mujeres, normalmente la esposa o la hija. La media de edad está en los 52 años (un 20% son mayores de 65 años), el 60% están casadas el 77%, comparten el domicilio con el dependiente el 65%, son amas de casa el 80 % y dedican la barbaridad de entre 10 y 12 horas diarias al cuidado del dependiente. Adicionalmente, para agravar un poco más la situación, carecen de conocimientos sobre la dolencia del dependiente y no tienen experiencia anterior en el cuidado de este tipo de personas. Para terminar, que nadie se olvide de que además tienen que seguir haciéndose cargo del cuidado de su propia familia.

 

La salud del cuidador

Los problemas de salud más habituales que presentan los cuidadores son:

  • A nivel emocional. Depresión, ansiedad, sentimientos de culpa, frustración, ira, soledad.
  • A nivel social. Reducción del tiempo de ocio, aislamiento social, problemas familiares, de pareja y laborales.
  • A nivel cognitivo. Pensamientos disfuncionales, estrés.
  • A nivel físico. Fatiga, problemas musculares y cardíacos.

Viendo el panorama actual , el cuidado de personas enfermas se ha interpretado desde la literatura científica como una situación de estrés crónico para el cuidador que en función de la relación entre ese estrés provocado y los factores protectores de los que disponga el cuidador, provocará mayor o menor dolencia en el mismo. En ese sentido, se ha hecho mucho hincapié en el concepto de resiliencia de los cuidadores, o su capacidad de adaptación positiva a situaciones evidentemente adversas. Al estudiar los factores que hacía que una persona fuera más o menos resiliente en relación a la circunstancia del cuidado de un familiar dependiente, se ha descubierto que hay un par de factores críticos a la hora de predecir cuál será la adaptación del cuidador a la situación que se le presenta. Esos dos factores son:

  • Estado mental de la persona dependiente. Cuanto mejor sea el estado a nivel cognitivo de la persona dependiente, menos dificultades percibirá el cuidador a la hora de realizar su labor. Esto tiene mucho sentido, ya que evidentemente cuanto mejor se encuentre la persona dependiente, menos preocupación experimentará el cuidador.
  • Apoyo social percibido. A todos los niveles, empezando por los amigos y llegando hasta las instituciones y la aplicación de políticas sociales. Poder rodearse de personas con las que compartir las inquietudes y dificultades que presenta una situación como esta, así como disponer con ellas de periodos de desconexión del familiar dependiente, serán las armas más poderosas para poder combatir ese estrés crónico generado, evaluando más positivamente la situación de cuidado del dependiente y evitando así desarrollar cuadros de ansiedad o depresión.

 

Conclusiones

Es evidente que la labor desempeñada por los cuidadores es en muchos sentidos titánica y encomiable, por no hablar a nivel social del dique que constituyen antes las crecientes demandas de una sociedad cada vez más envejecida. Por todo ello tenemos que seguir volcando esfuerzos en reconocer, alabar y proteger a la figura del cuidador. Seguir estudiando la manera de ayudarlo en su tarea y de preservar su salud. En ese sentido, en el de preservar su salud, tenemos todos mucho trabajo, ya que como se está demostrando, la única receta que se está evidenciando que funciona es la comprensión y el apoyo. Por todo ello, pongámonos en su lugar, comprendamos la complejidad de la carga que soportan y démosles todo nuestro apoyo.

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